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3 jun 2014

Primavera (Cuento 4° Parcial)

Primavera


I

Siento escalofríos por todo mi cuerpo, mi padre ah llegado borracho a la casa como es común. Se escuchan los gritos de mi madre enfadada. Mi padre, sin saber lo que hace, le contesta con un golpe.
-¡No por favor, de nuevo no!
 Grito ahora con miedo mi madre querida. Comienzo a llorar por algunos minutos hasta que me termino ahogando en mis llantos y al final me quedo dormido.
Son las 3:16 a.m., un ruido en el exterior me ah despertado, me asomo por la ventana que por cierto está abierta. Veo todo tan silencioso y me dan ganas de salir corriendo y dejar todo atrás pero unos segundos después reaccione y pensé:
-¡Que tonterías estoy pensando!, debo estar loco.
Dejo eso en el olvido y me vuelvo a dormir sin antes cerrar la ventana con seguro.
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Acabo de despertar. Bajo las escaleras aun un poco cansado y con los ojos hinchados y me dirijo a la cocina, abro la puerta del refrigerador y justo a un lado de la leche encuentro una nota que decía:
 

 Alberto:
No me esperes a desayunar, tuve que salir. El desayuno de ayer esta junto al horno. 
Te quiero. 
        
                                   Luce.




Decido no comer nada, me siento en el sillón viejo y enciendo la televisión unos minutos. No hay nada bueno saldré a caminar un poco, estoy muy aburrido; tomo las llaves y me llevo una chamarra por si acaso. Paso unas dos cuadras y de la nada comienzo a correr, no sé porque, me encuentro a uno de los vecinos su nombre es Daniel y ya es algo mayor.
-¿Qué tal tu madre?                                                         
 Pregunta con mucha curiosidad.
Ciertamente no sé qué contestar pero al final le digo:
-Todo bien gracias señor.
Por unos segundos el silencio se hace presente, me ve extrañado con ganas de preguntar algo pero en lugar de eso se despide amablemente y se va.

II
Aun sigo sin saber que necesitaba preguntarme mi misterioso vecino pero al fin y al cabo no le doy importancia. Según mi padre mi madre salió lejos por unos días y no volverá en un tiempo desde aquella nota han pasado 4 días, supongo que es algo muy importante.
Casi no hablo con mi padre, tal vez solo para lo necesario pero que mi madre no esté no le impide seguir bebiendo como animal, no le tomo importancia a su vicio pues él jamás se preocupo por mí y por supuesto que yo tampoco lo hare.
Salgo mucho y en ocasiones me encuentro con la misma hermosa joven, creo que se llama Penn. Es algo alta, muy delgada y tiene el cabello oscuro pero unos hermosos ojos verdes. Nunca he hablado con ella, un día de estos lo hare.
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Es verano, hace calor, y por primera vez he hablado con Penn; estaba en el centro comercial y de repente ella pasa junto a mí y para mi sorpresa una de sus bolsas cae al suelo, sin pensarlo la ayudo y ella responde con un amable ‘Gracias’.
No fue muy larga la conversación, nuestra conversación, aun así jamás la olvidare. Sinceramente ya no sé qué hacer, eh estado muy aburrido los últimos días y sin mi madre es aun peor. No eh visto a mi madre en semanas, nadie me dice nada y mi padre, mi padre no me toma la menor importancia; me habla de vez en cuando para pedirme dinero, sí, dinero para beber. Nunca me niego a dárselo al fin y al cabo es mi padre.
Iré al centro comercial y buscare algo que hacer espero que algo inesperado aparezca.

III
Hoy saldré, esta vez será especial. La última vez que fui al centro comercial me encontré de nuevo a Penn y para mi sorpresa me reconoció y me dijo que si la acompañaba por un helado, me conto que ya me había visto varias veces por la ciudad y que siempre había tenido muchas ganas de conocerme en ese momento solo sonreí y le dije que yo pagaba los helados. Me pregunto acerca de mi familia y yo le conté sobre la situación de mi madre y también sobre el problema de mi padre, ella mostro disgusto por mi padre pero lastima por mi madre.
Vamos a ir al parque, comeremos sándwiches y después pasearemos y nos conoceremos más.
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Penn y yo acabábamos de terminar los sándwiches cuando de repente, no sé porque, me beso. Solo la mire y le dije:
-¿Estás segura?
-Más que nunca.
Respondió.
-Vamos algo rápido, ¿No crees?.
-Ya habrá tiempo para conocernos más.
Y fue ahí cuando me quede sin respuesta solo sonreí, la tome de la mano y continuamos nuestro camino.
Llegamos a la entrada de la calle de donde Penn, mi nuevo amor, vivía. Nos despedimos con un abrazo y un sincero ‘Cuídate’.
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He salido mucho últimamente y también han pasado muchas cosas pero la última vez que nos vimos ocurrió algo realmente extraño.
Estábamos en un café local, con la brisa de la primavera, hablábamos sobre nuestras vidas cuando ella saco el tema de mi madre, dijo que tenía ganas de conocerla, que podíamos visitarla; fue más o menos así:
-Podemos visitar a tu madre.
-No sé donde está.
-Podemos buscarla.
-Claro, será difícil.
-No importa, quiero conocerla.
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Los últimos días eh tratado de encontrar a mi madre, al menos saber en qué lugar se encuentra, mi padre niega saber el lugar exacto de donde esta así que decido ir a casa de una de sus amigas del trabajo a preguntarle, iré acompañado de Penn.
-Buenas tardes señora Julia.
-¿Qué se te ofrece Alberto?.
-De casualidad, ¿Sabe donde esta mi mamá?.
-¿Cómo Alberto?, ¿No sabes nada?.
-No…
Hace la pausa por unos cortos segundos.
-No sé si soy la adecuada para decirte esto pero… tu madre murió hace dos meses a causa de los golpes de tu padre, ¿Cómo es que no lo sabes?.
En ese momento me congelo y salgo corriendo, Penn intenta seguirme pero no logra alcanzarme.
IV
No puedo más, desde aquella noticia fui destrozado, mi único consuelo ah sido Penn, si algo le pasara moriría.
Después de a noticia, corrí a casa cuando llegue azote la puerta, busque a mi padre y rompí todas las botellas a su alrededor, empaque y me fui.
Solo había un lugar al cual podía ir, al centro comercial. Penn sabía que podía encontrarme ahí y así fue. Estaba sentado solitariamente en una de las bancas cuando ella llego.
-¡Vámonos!
Le dije.
-¿A dónde?
-Lejos, muy lejos. Solo empaca, se a donde podemos ir.
-No creo poder abandonar todo.
-Vamos, hazlo por mí.
Al fin y al cabo la convencí. Fuimos a su casa, no había nadie, y empaco.
Tomamos un taxi hacia el bosque, a la última ruta que casi nadie toma. Caminamos por horas y al fin encontramos el lugar, una cabaña alejada de toda la civilización.
Mi padre me llevaba ahí cuando era pequeño, antes de que comenzara su vicio.
-¿Viviremos aquí?
-Si es posible Penn.
-Está bien.
Y así pasaron los días, solo Penn, la cabaña, los arboles y yo. No tuvimos que preocuparnos por la comida pues pronto aprendimos el camino de vuelta a la civilización. Comíamos en una fonda. A los 17 años no era difícil conseguir trabajo pues trabajaba en esa misma fonda como mesero. Y así pasaron algunos meses.
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Cocinábamos algo de bistec que le habíamos comprado a un vendedor. Me senté a esperar a que se terminara de cocinar mientras Penn dormía en el sofá. En poco rato yo también me quede dormido, con la estufa encendida.
V
¡¿Qué pasa?!, ¡¿Dónde estoy?!, eran mis preguntas. Me encontraba recostado sobre una cama en un cuarto blanco, no sabía que pasaba ni recordaba nada. Me pare pero una enfermera me detuvo y me dijo que me tranquilizara.
-¿Qué pasa?, ¿Por qué tengo estas vendas en la cara?.
Pregunto con el corazón acelerado.
-Joven, usted ah sufrido graves quemaduras, intentamos reconstruir su cara lo más parecido a antes, no salió bien.
-Pero, ¿Qué paso?.
-Se quedo dormido con la estufa encendida y toda la cabaña se incendio. Un automovilista aviso a los bomberos.
-¿Qué día es hoy?.
-Han pasado tres meses, usted estuvo en coma.
No lo podía creer. Pregunte por Penn dijeron que no había nadie más en la cabaña, que solo estaba mi cuerpo. Ahora la pregunta era, ¿Dónde está mi amada Penn?.
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Me dieron de alta, el otoño había llegado, y lo primero que hice fue buscar a Penn, no recordaba mucho pero hice el intento. Fui a su antigua casa pero ahí ya solo vivían un par de ancianos. El centro comercial había sido cerrado por cuestiones de seguridad.
Decidí olvidarme de Penn y de las preguntas que rodeaban mi cabeza. Tome mis pertenecías y el poco dinero que se había salvado en el incendio y me fui. Con el poco dinero podía rentar unas noches en un motel barato y justo eso hice.
Intente no ahogarme en mi soledad, extrañaba mucho a Penn, demasiado diría yo. Ahora no tenia con quien ir, ni con quien hablar a este paso moriría de soledad.




 VI



Ah pasado un año y hace unas horas vi a Penn por primera vez, muy feliz por cierto. Estaba con un muchacho alto y fornido con los ojos tan verdes como los de ella. Penn bajaba del auto de aquel muchacho, el le abrió la puerta y la beso y a cambio Penn lo abrazo.
Estábamos en diciembre y hacia frio, mucho frio. Él le saco su abrigo de la cajuela y después la abrazo, algo que nunca fui capaz de hacer. Quería hablarle pero simplemente no pude. Penn era feliz y al parecer ya había olvidado todo lo que la hice pasar, me había olvidado.
Y de repente te das cuenta que todo ha terminado. Ya no hay vuelta atrás, lo sientes, y justo entonces intentas recordar en qué momento comenzó todo y descubres que todo empezó antes de lo que pensabas, mucho antes, y es ahí justo en ese momento cuando te das cuenta de que las cosas solo ocurren una vez, y por mucho que te esfuerces, ya nunca volverás a sentir lo mismo,  y ya nunca tendrás la sensación de estar en primavera.


















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